Después de la crisis inmobiliaria del 2008 y a medida que se introdujeron reglamentos y se robusteció el proceso de otorgamiento crediticio, las empresas emergentes quedaron con poco o ningún acceso al mercado de capitales.
En un esfuerzo por aliviar la crisis crediticia, el Congreso estadounidense elaboró el Jumpstart Our Business Startups Act (Acta JOBS para abreviar), ampliando el alcance de quién podría invertir en startups.
Aunque la legislación fue concebida teniendo en cuenta el poder financiar empresas de reciente creación (startups), las partes interesadas rápidamente se dieron cuenta de que las nuevas normas podrían extenderse a las inversiones inmobiliarias, permitiendo a las compañías de bienes raíces esencialmente compartir acciones de los proyectos a inversionistas individuales, que venían siendo excluidos desde el Securities Act of 1933.
Si bien las empresas inmobiliarias son capaces de ampliar el alcance de su red de inversores a través de este nuevo modelo, los inversores individuales también tienen acceso a un ámbito de proyectos inmobiliarios que estaban disponibles casi exclusivamente a individuos ricos e institucionales. Con esto se derriban barreras a la entrada y se permite que muchos inversionistas participen en inversiones inmobiliarias comerciales por primera vez.
Empresas tales Fundrise, RealtyShares y RealtyMogul, fueron las pioneras en el Crowdfunding inmobiliario en Estados Unidos.
Trayectoria del crecimiento
Mientras que un puñado de empresas han crecido de manera impresionante otras se han quedado en el camino. Solo aquellas con la experiencia requerida en tecnología y bienes raíces subsisten e incluso algunas han tomado gran relevancia como una alternativa para los inversionistas institucionales.
En 2015, 1,500 millones de dólares fueron invertidos en Estados Unidos (el 56% a nivel global) a través del crowdfunding inmobiliario, representaron apenas el 0,3% del total de transacciones financieras de bienes raíces del país. Lo que indica que esta subindustria tiene un enorme espacio para crecer. Aunque el crecimiento se desaceleró porcentualmente en el 2016, la cifra del 40% sigue siendo robusta.
Diversificación
Conforme pasa el tiempo, las plataformas de crowdfunding se van especializado a nichos particulares dentro del sector inmobiliario, centrando así el perfil de sus ofertas.
Mientras que plataformas tales Fundrise y RealtyMogul ofertan los típicos proyectos inmobiliarios diversificados también ambas han innovado para ofrecer eREIT’s o FIBRAs. También hay plataformas como PeerStreet, RealtyShares y Groundfloor, que ofrecen en su mayoría o en su totalidad inversiones basadas en deuda. Plataformas como estas otorgan a los inversionistas un flujo constante a precio fijo y con relativamente bajo riesgo.
Expansive está centrado en proyectos inmobiliarios diversos, al tiempo que ofrece inversiones de deuda y de coinversión (equity).
¿Qué sucederá después?
Es probable que continúe la tendencia de diversificación y especialización entre las plataformas de crowdfunding inmobiliario.
Se han detectado más de 70 distintas plataformas en los EEUU especializando algunas en Bienes Raíces residenciales, otras en BR industriales, centros comerciales y algunas en oficinas. También se han detectado que se especializan por región geográfica.
Creemos que el sector inmobiliario, de forma generalizada, se verá beneficiado en sus diferentes tipos de activos en el corto y mediano plazo en una época de incertidumbre como la actual. Los bienes raíces siguen siendo apreciados a nivel mundial por su relativamente baja volatilidad y por ser un activo de apreciación a través de los años.